10 ago 2009

LA VERDAD DEL CANCER 2


Mitos erróneos de las terapias alternativas contra el cáncer

Muchos mitos y conceptos erróneos rodean a las terapias alternativas contra el cáncer. A continuación intentaremos clarificar los más comunes.


Mito #1:
Ninguna terapia alternativa contra el cáncer sirve.

Ésta es la posición oficial de la "industria del cáncer" que factura $80 mil millones al año y que está íntimamente asociada a las terapias ortodoxas. Pero los hechos cuentan una historia muy diferente. Los pacientes con cánceres avanzados, con metástasis, considerados médicamente como incurables por sus médicos convencionales, han revertido sus enfermedades mediante el uso de terapias alternativas y en la actualidad están totalmente curados. Son muchos más los pacientes que han podido al menos mantener sus cánceres bajo control y llevar vidas activas y productivas a través de terapias no tóxicas. Algunos médicos alternativos han reunido evidencia clínica, que incluye estudios y casos cuidadosamente documentados, para demostrar la seguridad y efectividad de sus métodos. Esta evidencia es habitualmente rechazada por la ortodoxia médica argumentando que no cumple con determinados criterios, tales como pruebas controladas dobles (en las que a la mitad de los pacientes no se les administra el tratamiento en cuestión).

Las estimaciones de los índices de éxito con las terapias alternativas varían ampliamente. Lo que funciona para un paciente o tipo de cáncer puede fracasar con otro que tenga el mismo o un tipo de mal diferente.

Mito #2:
Los terapeutas oncológicos alternativos son charlatanes inescrupulosos, sin licencia ni capacitación en medicina, e interesados en hacer dinero fácil.

Este estereotipo se puede aplicar a algunos médicos. Sin embargo, con demasiada frecuencia, se mete en la misma bolsa a todos los médicos y terapeutas que trabajan más allá de los límites de la medicina convencional. La realidad es justamente todo lo contrario.

En un estudio realizado en 1984 en los Anales de Medicina Interna, Barrie Cassileth, Ph.D., y sus colegas investigadores hallaron que 60 por ciento de los 138 médicos oncológicos alternativos investigados eran doctores en medicina. Del 40 por ciento restante, muchos tenían doctorados en biología, química, y otras ciencias relacionadas además de una extensa trayectoria en investigación.

La Sociedad Americana del Cáncer (ACS) lleva un compendio de "Métodos no comprobados contra el cáncer" el cual funciona como la herramienta principal del establishment oncológico para rotular a las terapias alternativas como pseudociencia. Para la ACS "no comprobado" significa "refutado". Además de esto, la declaración de los jueces de la ACS según los cuales "no existe ninguna evidencia aceptable" para una terapia particular, generalmente se suma a una completa desestimación de los datos que la sustentan. La inclusión del nombre del médico y la terapia empleada en esta desafortunada lista negra oficial conduce a la pérdida de fondos, a una repentina imposibilidad de conseguir la publicación de artículos, al rechazo de aplicaciones de ensayo, y al acoso de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA), cuando no, a la cárcel. La lista negra de la ACS "se parece a las listas de las "organizaciones subversivas" alguna vez mantenidas por el "House Un-American Activities Committee", observa Ralph Moss en su dura exposición, La Industria del Cáncer. "El simple hecho de incluir el nombre de un científico en la lista tiene el efecto de condenar su trabajo y ponerle la etiqueta de charlatán a él y a sus esfuerzos".

El análisis realizado por Moss sobre los terapeutas no ortodoxos cuyos nombres aparecen en la lista de Métodos No Demostrados de la ACS revela que el 65 por ciento de ellos eran Doctores en Medicina, muchos egresados de prestigiosas facultades de medicina; un 13 por ciento adicional tenía Doctorados (PH.D.) en disciplinas médicas o científicas.

"Varios de los científicos en las listas de Métodos No Demostrados de la ACS eran sin duda personas de genio", observa el escritor de ciencias Robert Houston. Entre los ejemplos que él cita se encuentra Max Gerson, Doctor en Medicina cuyo tratamiento del cáncer a través de dietas se anticipó a muchas de las tendencias de investigación actuales. Gerson fue aclamado por el Premio Nobel Dr. Alberto Schweitzer quien escribió "veo en él a uno de los genios médicos más eminentes en la historia de la medicina."

Estos médicos difícilmente encajen en la imagen de vendedores de aceite de serpiente.

Mito #3: Los pacientes que buscan terapias alternativas están guiados por la desesperación. Son ignorantes, incautos o ambas cosas.

Contrariamente a este estereotipo, estudios recientes han demostrado que las terapias alternativas contra el cáncer son más populares entre pacientes opulentos, con un buen nivel de educación, y que sorprendentemente tienen el respaldo de algunos médicos convencionales. "Se ha explotado el estereotipo de las personas menos educadas, pobres que sucumben a los señuelos de la charlatanería", decía el Dr. LaMar McGinnis en una conferencia organizada por la Sociedad Americana contra el Cáncer en San Francisco en 1990. McGinnis, ex-presidente del Comité sobre Métodos No Demostrados de la CAS y no muy amigo de los tratamientos alternativos, basó sus comentarios en un estudio no publicado por la CAS sobre un total de 5.047 pacientes.

Mito #4: Las terapias alternativas contra el cáncer no han sido "demostradas", por lo tanto no están comprobadas ni son científicas.

La Sociedad Americana contra el Cáncer tiene setenta y dos terapias alternativas contra el cáncer en su lista de Métodos No Demostrados. En su revelador análisis de la lista negra de la ACS, Ralph Moss advierte que para el 44 por ciento de estas terapias condenadas, la ACS o ninguna otra agencia había realizado investigación alguna.

La Hipertermia, o la terapia con calor, alguna vez considerada como un "remedio inútil" y "chapucero" por la ACS, fue eliminada años después de la lista de Métodos No Demostrados. En la actualidad, la hipertermia está siendo sometida a ensayo en los principales centros médicos; ha sido avalada por algunos médicos oncólogos como la quinta modalidad de tratamiento contra el cáncer después de la cirugía, la radiación, las drogas, y la inmunoterapia. Éste es el mismo método que la ACS desterró en 1967.

Otros cuatro tratamientos no ortodoxos contra el cáncer alguna vez estigmatizados por su inclusión en la lista negra de la ACS fueron posteriormente eliminados de la misma: el sulfato de hidrazina, la terapia de Coley, la terapia de Lincoln, y la terapia de Inmunidad Natural de Hendricks. Su "rehabilitación" al estilo Stalinista se produjo a través de la presión de investigadores e instituciones prestigiosas con un profundo interés en la exploración de estos métodos.

Estos ejemplos demuestran el prejuicio construido dentro del sistema no científico de la ACS, el cual tiene como principal objetivo la protección de los intereses monetarios de la quimioterapia, la radiación, y la cirugía. Es necesario tener una mente abierta a todas las opciones disponibles